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Siguiendo la indicación del Santo se retiró al
convento de las benedictinas de San Pablo. Pero no
tardó su padre en ir a verla una y otra vez para que
aceptase casarse con un noble de la ciudad. Volvió
Clara a pedirle consejo al Santo, y éste le asignó
para ella, su tía Blanca y su hermana Inés, una casa
rústica cerca de la capilla de San Damián, a la que
pronto acudieron muchas otras jóvenes atraídas por
la forma de vida de estas mujeres y por la dirección
espiritual de San Francisco. La casa se les quedó
pequeña y tuvieron que construir un monasterio. Así
es como nació la orden religiosa de las Clarisas o
Damas pobres, llamadas también Franciscanas. Fue la
singular filosofía y estilo de vida de San Francisco
de Asís lo que atrajo tanto a hombres como mujeres a
vivir el cristianismo de una manera más profunda.
Santa Clara fue nombrada por San Francisco abadesa
del monasterio de San Damián. Ésta lo dirigió con
sabiduría, firmeza y caridad, de manera que dejó
bien asentados los cimientos de una orden que
crecería y se extendería por todo el mundo. Cuando
en 1234 los ejércitos de Federico II asolaban el
valle de Spoleto, Clara salió al encuentro de los
soldados sin más defensa que la sagrada Eucaristía.
Los soldados, viendo el valor de Clara y temerosos
de incurrir en profanación, prefirieron pasar de
largo de Asís.
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Francisco y Clara se completaban en una bellísima armonía. Se amaron en libertad de corazón. Entre ellos existió la más bella unión moral que pueda imaginarse. Francisco era impresionable y a veces se abatía. Entonces Clara, por su serenidad y fortaleza femenina, era para Francisco como un refugio de seguridad. Francisco fue la inspiración para Clara y la lanzó a la aventura. Pero Clara tuvo a veces que confirmar a Francisco en su ideal. Discípula fidelísima y como madre invencible, le conforta. | |||||||||
El ejemplo de Santa Clara fue seguido por otras grandes mujeres que también llevaron su nombre. | |||||||||
En la Pascua de 1253 cae enferma en la iglesia de San Damián de Asís. La visita Inocencio IV, de paso por Asís. Expiró el 11 de agosto de 1253, a los 60 años de edad y 41 años de ser religiosa. San Francisco ya había muerto, por lo que la esperaría para ofrendarla al Amor. Inocencio IV preside los funerales. Su sucesor Alejandro IV la canonizó dos años después, el 15 de agosto de 1255. |
lunes, 14 de mayo de 2012
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