I
Nada posee Clara,
nada le pertenece;
como lirio del huerto
libre respira y crece.
Nada coge en su mano,
nada que aquí fenece;
pobre en la Cruz se abraza
con Cristo que padece.
Nada de lo que fluye
su párpado estremece;
Clara mira y escucha
al Verbo que acontece.
Nada posee Clara,
nada le pertenece;
como lirio del huerto
libre respira y crece.
Nada coge en su mano,
nada que aquí fenece;
pobre en la Cruz se abraza
con Cristo que padece.
Nada de lo que fluye
su párpado estremece;
Clara mira y escucha
al Verbo que acontece.
II
Nada nos espantaba,
nada nos detenía;
éramos cual guerreros
en batalla bravía.
Amador más amante,
más audaz en porfía
entre amadores no era;
nada nos reprimía.
Nada apagaba el fuego,
nada resplandecía
más claro que el amante;
nada nos contenía.
Nada nos espantaba,
nada nos detenía;
éramos cual guerreros
en batalla bravía.
Amador más amante,
más audaz en porfía
entre amadores no era;
nada nos reprimía.
Nada apagaba el fuego,
nada resplandecía
más claro que el amante;
nada nos contenía.
III
Clara virgen amable,
esposa enamorada,
dulce nos es tu nombre,
muy suave tu fragancia.
El gozo de la Cruz
danos, benigna hermana,
danos tu amor castísimo
y la pobreza santa.
Gloria al Hijo doliente
en la Cruz levantada,
gloria a Jesús excelso
en la paz de la patria.
Clara virgen amable,
esposa enamorada,
dulce nos es tu nombre,
muy suave tu fragancia.
El gozo de la Cruz
danos, benigna hermana,
danos tu amor castísimo
y la pobreza santa.
Gloria al Hijo doliente
en la Cruz levantada,
gloria a Jesús excelso
en la paz de la patria.
Amén.
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